El British Medical Journal calificó en uno de sus editoriales como un “escándalo de ética” el estudio que informó sobre los resultados de administrar ivermectina a 220 mil personas por parte del Gobierno de la Ciudad de México como tratamiento de COVID-19.
Dos escándalos éticos recientes han ensombrecido aún más la investigación de la ivermectina. Primero, un informe de un estudio experimental en la Ciudad de México que entregó casi 200 mil kits médicos a base de ivermectina a residentes con COVID-19 se retiró del servidor de SocArXiv”, se lee en el documento.
“El informe se retiró, dijo el director de SocArXiv, porque el experimento se realizó ‘sin el debido consentimiento o protecciones éticas apropiadas’”, agregó el British Medical Journal.
El otro caso al que hizo referencia fue el de un experimento en una cárcel en Arkansas, en los Estados Unidos, donde cuatro hombres encarcelados desarrollaron efectos secundarios graves después de que un médico les dio una dosis alta de ivermectina como un supuesto tratamiento contra el COVID-19 sin su conocimiento, o que derivó en una demanda.
La falta de consentimiento no fue la única violación ética en estos dos escándalos. Los participantes de la investigación estuvieron expuestos al riesgo de efectos secundarios de los medicamentos sin saber que les habían administrado ivermectina”, destacó.
Apuntó que en el caso de lo ocurrido en la Ciudad de México “la falta de información a los participantes vulneró un derecho humano establecido en la constitución mexicana: el derecho a acceder a la información”.
En febrero pasado, la revista SocArXiv de la Universidad de Maryland retiró el estudio hecho por el Gobierno de Ciudad de México en 2021 sobre el uso de ivermectina en pacientes de COVID-19 por problemas éticos.
El director de SocArXiv, Philip N. Cohen, explicó que la Agencia Digital de Innovación Pública (ADIP) del Gobierno capitalino presuntamente “reclutó sin ética a sujetos experimentales, aparentemente sin su consentimiento informado, y por lo tanto es un estudio antiético”.
El escándalo creció porque el director de la ADIP y principal firmante del estudio, José Merino, defendió en redes sociales con intensidad su documento, también firmado por la secretaria de Salud de Ciudad de México, Oliva López.