David tenía solo 14 años.
Era ayudante de mecánico, trabajador, soñador, hijo, amigo… un niño que apenas empezaba a vivir.
Lo persiguieron y lo acribillaron con 12 balas, pensando que llevaba dinero.
Su ropa humilde hablaba de esfuerzo.
Sus manos manchadas de grasa, de trabajo honrado.
Pero nada de eso importó.
En Chilpancingo, Guerrero, quedó tirado en la calle, convertido en una cifra más, como si su vida no valiera.
Lo más doloroso no son solo las balas:
👉 Es el silencio.
👉 La costumbre.
👉 La indiferencia.
Un país que normaliza que sus adolescentes mueran en la calle, es un país roto.
David no volverá a soñar, no sabrá lo que es llegar a adulto.
Mientras tanto, la visita de la presidenta Claudia Sheinbaum y de los tres poderes se siente distante, indiferente… como si esta tragedia nunca hubiera ocurrido.
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⚫ #JusticiaParaDavid
