A María Isabel, una niña que vende papas en la vía pública de las calles de Toluca, le dicen la «Güerita», es conocida en todo su barrio, pero luego de sobrevivir al choque de un camión que derribó su puesto, ahora es un milagro, dice abuela.
La Güera se instaló este miércoles, como es de a diario, en la banqueta de la esquina de Lerdo y Bravo al lado de Palacio estatal en Toluca. Había vendido poco, dice, cuando miró que venía como estampida el camión de Xinantécatl.
«Venía sonando el claxon y yo no supe qué hacer», cuenta la Güera para explicar esos impulsos que asimila el cuerpo humano en un momento así. Ella logró esquivar al camión.
«Tiró mi puesto y me alcanzó a golpear el brazo derecho», explica la adolescente ya con la tensión baja y una venda enrrollada en su brazo.
En el choque ocurrido la tarde de este miércoles, además de María Isabel, otras 14 personas resultaron lesionados, incluído el operador y los pasajeros.
Pero a Mari no la contabilizaron en sus reportes, ni la empresa les tomó la llamada para pagar los daños.
«Es un carrito de papas que mi nieta usa a diario, y su mercancía que quedó tirada», reprocha la abuela de la Güera.
Con ayuda de una escoba, otro vendedor recogió las papas, salsas y vidrios rotos del carrito. Éste último quedó retorcido con las llantas desechas.
«Tengo otro, mañana voy a volver a salir a vender», dice la niña de forma sorprendente, como si el torear la muerte este miércoles hubiera sido vender otra bolsa de papas.
Eres valiente, le digo a la “Güera”, ella solo se ríe y se va con su mamá y su abuela a seguir los papeleos al Ministerio Público.

