Perros ahorcados, calcinados y asesinados son arrojados a un predio que es propiedad de Humberto Leonardo Tejeda Pérez, quien desde el 2019 denunció ante la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM) amenazas de muerte por parte de Ignacio Muciño Martínez.
Humberto Tejada señaló que la problemática es consecuencia de la disputa por el predio, ubicado en avenida Lombardo Toledano esquina con José María Morelos, en la Crespa. El afectado señaló que Ignacio Muciño es ejidatario y fraccionó los terrenos; sin embargo, el predio en disputa se encuentra a su nombre.
Los perros son asesinados por Ignacio Muciño con tubos, arma de fuego, incluso los ha llegado a calcinar y ahorcar con cadenas.
Ante ello, la Procuraduría de Protección al Ambiente del Estado de México (Propaem) orientó a Humberto a realizar las denuncias correspondiente; pero la dependencia continúa con las investigaciones para determinar el delito por la matanza de perros.
Violencia a su familia
“He llegado a creer que la justicia no es para mí”, menciona Humberto. Desde 2019 –cuando comenzó el acoso e intimidación– realizó una denuncia en la FGJEM. Sin embargo, hasta el momento no hay solución y el problema se agrava.
Humberto Tejada denuncia que Ignacio Muciño ha agredido y hostigado a su esposa y sus dos hijos menores de edad. Además causó daños a su casa:
“Me ha roto vidrios, me ha roto cámaras, yo las tengo para protegerme; en una de ellas se ve como apalea a mis perros”, detalló.
Sin protección de autoridades
Pese a denuncias presentadas, las autoridades de seguridad no han brindado protección para el y su familia, a pesar de contar con evidencias fotográficas y videos sobre los actos violentos.
“Mi esposa puso la denuncia en el Centro de Justicia para las Mujeres y tampoco ha prosperado nada. Se interpuso una demanda hace 8 meses y de ahí no se apareció. La otra vez fue una persona, me amenazó y que le bajara a mi desorden, porque si no iba a traer consecuencias, que me iba a sacar de mi casa”.
Debido a la situación, Humberto pondrá su casa a nombre de su esposa por el temor de ser asesinado por el ejidatario.
Además, vecinos del barrio se encuentran afectados, pero no ejercen una denuncia formal, por miedo a represalias, incluso llegar a la muerte.
