En Georgia, testimonios en el juicio a los asesinos de Ahmaud Abrery dejaron en claro que los patrullajes armados eran algo común en el vecindario en el que Arbery, un hombre afroamericano de 25 años, fue perseguido y baleado por tres hombres blancos.
Los dos juicios enviaron nuevos indicios sorprendentes sobre los límites de la defensa propia en un momento en que más armas de fuego salen de las casas de Estados Unidos, en medio de tensiones políticas y raciales y el avance de leyes que relajan los requerimientos para tener permiso y expanden el uso de fuerza permisible.
En buena parte del país se ha vuelto cada vez más aceptado que las personas caminen por las calles con armas de fuego, ya sea en forma abierta u ocultas legalmente. En los lugares donde dicho comportamiento sigue estando prohibido, las restricciones a la posesión de este tipo de armas en público podrían cambiar pronto en caso de que la Corte Suprema revierta una ley del estado de Nueva York.
El nuevo statu quo para las armas de fuego fuera de las viviendas quedó de manifiesto la semana pasada en la ciudad de Kenosha, Wisconsin. El residente local Erick Jordan portaba un fusil y una pistola enfundada cerca del tribunal en el que Rittenhouse fue juzgado por matar a dos hombres y herir a uno más con un fusil semiautomático durante una manifestación el año pasado.
“Tengo trabajo que hacer: proteger a estas personas. Eso es todo”, dijo Jordan, refiriéndose a los oradores en una conferencia de prensa realizada horas después del veredicto.
Entre los oradores estaba un tío de Jacob Blacke, el hombre afroamericano que quedó paralizado después de ser baleado por un policía blanco, hecho que desencadenó protestas multitudinarias en toda la ciudad a mediados de 2020.
“Este es mi pueblo, mi gente”, declaró Jordan. “No estamos de acuerdo en muchas cosas, pero peleamos, discutimos, estamos de acuerdo en discrepar y regresamos a salvo a casa, con vida”.
“Esa es la verdadera defensa personal”, añadió.
Los comentarios fueron una crítica velada a figuras políticas de derecha que aplaudieron el veredicto en el caso de Rittenhouse y arremetieron contra su juicio.
Mark McCloskey, quien en junio pasado se declaró culpable de cargos por delito menor luego de que él y su esposa mostraron un fusil y una pistola a manifestantes del movimiento Black Lives Matter frente a su residencia de San Luis en 2020, dijo que el veredicto muestra que las personas tienen derecho a defenderse de una “turba”. Actualmente es candidato republicano para senador federal por Missouri.
El veredicto fue emitido en un momento en que muchos estados están expandiendo las leyes referentes a la defensa propia y relajando las reglas sobre la portación de armas de fuego en público. Tanto la venta de armas como la violencia relacionada con ellas ha ido en aumento.
Al mismo tiempo, otros seis estados retiraron este año los requerimientos para obtener un permiso de portación de armas en público, la cifra más alta en un solo año, según el Giffords Law Center to Prevent Gun Violence, un organismo que promueve el control de las armas de fuego. En total, 30 entidades han promulgado leyes “para la defensa propia”, las cuales eliminan un requerimiento de retirarse de confrontaciones antes de utilizar fuerza letal.
Wisconsin tiene un estándar más alto para alegar defensa propia, y Rittenhouse fue capaz de demostrarle al jurado que en verdad tenía motivos para creer que su vida corría peligro, y que la magnitud de fuerza que utilizó era la apropiada.